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Estaba cansada, estaba extenuada de tanto luchar, estaba agotada de resistir. Aún en la agonía de su cuerpo físico, su alma no quería partir.
Su cuerpo, extasiado y molido de trabajar, se niega a la rendición porque esa palabra jamás entró en su vocabulario.
Pero poco a poco decae, poco a poco se muere un poquito más y con la punta de sus deditos intenta asirse a la vida que le dice _Ya está bien Carolina, todo lo que pudiste dar, lo diste. _
Esa misma existencia le grita que ahora le toca descansar, le toca reunirse con aquellos de los que disfrutó bien poco. Le susurra al oído que su hermano José la espera, su hermana Teresa también y sobre todo su madre, separada tan prontamente de su lado, ahora jamás la soltará de la mano.
El mundo ha perdido una de las almas más buenas que han coexistido con nosotros pero allá arriba estarán haciendo una verbena porque estarás en camino. El trayecto puede ser largo pero seguramente se presente más corto por el bien de tu cuerpo.

Tus hijas se quedan tristes pero con un orgullo extraordinario, gritaremos a los cuatro vientos, por la clase de persona que fuiste, por los valores que nos regalaste, porque en una época donde muchas mujeres se quedaban en casa a cuidar de sus hijos tú te lanzaste al mundo, a trabajar junto con tu marido para afianzar el futuro de tus retoños.
En fin madre mía parte tranquila porque nosotras nos tenemos la una a la otra y no podemos pedir más….
Elena. M§
Querida Elena, ¿que ha pasado?
Podemos escribirnos por instagram por favor.
Un abrazo enorme.
Con cariño
Elvira
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