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Cuando lo veas todo negro, cuando seguir sea una cuesta muy empinada, cuando tu aspecto no te preocupe, párate de inmediato y recapacita.
Hay una lÃnea muy fina, casi imperceptible, entre la tristeza puntual que puedes sentir por un suceso y el inicio de algo más grave.
Cuando sientas que tu estado se prolonga en el tiempo y nada te motiva acude a un médico para que diagnostique las causas.
Te sentirás incomprendida, te ahogarás en tus propias lágrimas y todo lo que estés sintiendo lo harás en silencio, sin que nadie lo vislumbre, porque no quieres que nadie note tu pena.
El dÃa a dÃa es complicado, porque has de obligar a tu cuerpo a hacer cosas sin apetencia, sin ganas. Ni siquiera comer es una prioridad.
Y es que este estado en el que te encuentras es cómo un fantasma silencioso que no se deja ver, pero que sutÃlmente se adueña de tu mente, de tu corazón y poco a poco te roba las fuerzas y dejas de ser tú.

Aparece la tristeza y un sentimiento de culpa cuando en algún instante te rÃes. Aparecen las dudas, la dejadez, la desidia y cuanto más se agudizan tus sÃntomas más destructiva eres contigo misma.
La conversación te agobia, la gente te agobia, la luz te agobia y tu más ansiado anhelo es estar en tu habitación, sin apenas luz, y ver las horas pasar dando vueltas a todas esas falsas ideas de negación que se agolpan en tu mente.

Un buen dÃa tu cuerpo grita ¡¡¡Basta!!! Y es cuando aparecen los sÃntomas somáticos. .
La dejadez por tu aspecto es tal, que las fuerzas fÃsicas empiezan a flaquear. Sientes mareos, falta de aire, falta de apetito, falta de fuerza y todo eso se traduce en un empeoramiento de tu salud.

Y aquà empieza todo, empieza un sinfÃn de pautas para hacer que te sientas bien.. Estás atónita porque no sabes en qué momento se inició esta maldita sensación, ni sabes por qué no hay nada que te alivie.
Pero cómo hay que ser optimista crees que muy encondidas en tu alma están las ganas por mejorar, sientes que algún dÃa tu sonrisa volverá a formar parte de ti.

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Elena. M§