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He oido hablar de la incultura en general, de la incultura cultural (valga la redundancia) pero nunca he oído hablar de la incultura moral y cívica que es la más extendida en todos sin lugar a dudas.
Camino por la calle y la gente ya no sonríe, no dice buenos días, las personas no son empáticas, son orgullosas y el «por favor» ha desaparecido del vocabulario. «El gracias» , el «usted primero» , tampoco aparecen en su alfabeto moral. Veo y oigo a intolerantes hasta el punto de ser crueles.
No sé si es algo que sólo veo yo.
El mundo está andando tan rápido que no logramos alcanzarlo . Nos intentamos subir a lomos del progreso y a veces lo conseguimos y otras no, pero lo que no se puede dejar de lado es la cultura de la educación moral y las buenas maneras.
La gente exige libertar coactando la libertad del resto, se pide tolerancia siendo intolerantes, se vocifera libertad de expresión cuando las palabras acaban con la libertad del prójimo , se exige respeto cuando se es irrespetuoso, se lucha contra la violencia con más violencia y se busca la paz con guerras. ¿Estamos locos? Me parece todo una absurda puesta en escena en la que todos somos protagonistas.
Moralmente hay muchos que aún no han aprendido a empatizar con el resto, no saben acatar los pensamientos del resto y lo que algunos llaman libertad de expresion otros lo llaman crueldad verbal. No se nos mete en la cabeza que nuestra libertad acaba cuando ponemos en peligro y en riesgo la libertad del resto.
Es dificil acertar en un mundo lleno de injusticias y despropósitos pero si ya individualmente queremos imponer nuestra razón a golpe de violencia y sin raciocinio, entonces el universo está destinado a desaparecer.
Todo esto me hace pensar que ¿para qué nos sirve tantos títulos universitarios, tantos masters, tanta sabiduría empollada si el aprendizaje de la vida deja mucho que desear?
Estudiar sí, pero para ser mejores y reconocer empatía con el resto. No debemos seguir siendo unos incultos morales toda nuestra vida porque toda nuestra educación académica desmerecerá.
Ponerse en la piel del otro no es dificil pero sí es certero y la gente no es que no sepa sino que no quiere vislumbrar cómo vive el prójimo porque «ojos que no ven, corazón que no siente». De esta manera es mucho más facil estar ajenos y vivir en mundos individuales.
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El mundo de Aylin 